Para los empresarios, unas plantillas que envejecen deben seguir siendo productivas y eficientes [eficiencia]; para los sindicatos, las empresas deben crear las condiciones adecuadas para que los trabajadores de más edad puedan contribuir activamente a crear valor. ¿Cómo? Corrigiendo su falta de habilidades y respondiendo a sus crecientes necesidades en términos de salud y de equilibrio entre su vida laboral y la personal o familiar [equidad]. Esto requiere una actitud positiva y la participación activa de ambos, tanto de los empresarios como de los trabajadores, mediante una adaptación mutua para poder conciliar sus necesidades respectivas.
Por lo tanto, la solidaridad y la participación entre los trabajadores y los gestores empresariales es un concepto central asociado con la sostenibilidad a la hora de mitigar los efectos del envejecimiento en el lugar de trabajo.
Como resultado, la cooperación y la negociación integradora emergen como un factor habilitante para configurar el envejecimiento activo a través de las relaciones laborales y las asociaciones sociales, a nivel nacional o local. Por el contrario, si el enfoque distributivo de las relaciones laborales y la negociación colectiva prevalecen sobre el enfoque integrador, es más probable que los efectos sobre la sostenibilidad sean negativos o controvertidos. La idea, en este sentido, se expresa en términos de conflicto: las relaciones laborales están polarizadas en vez de equilibradas entre eficiencia y equidad.
En Italia aún prevalecen las relaciones laborales de confrontación, que reflejan más relaciones de empleo basadas en el poder que en la confianza, y esto se traduce en resultados de negociación menos integradores. Las presiones de eficiencia por parte de los empresarios tienden a exacerbar esta actitud conflictiva: en la mayoría de los casos las relaciones laborales están polarizadas en lugar de que exista un equilibrio entre eficiencia y equidad, y esto obstaculiza la gestión sostenible de una fuerza laboral que envejece. En contextos donde el clima de las relaciones laborales es conflictivo, las presiones de eficiencia tienden a prevalecer sobre la sostenibilidad, y la perspectiva del curso de la vida en la configuración de las políticas de empleo resulta impracticable.